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¿Qué te llevó a realizar este estudio sobre el vampirismo?
Es un tema que me apasiona literalmente desde que tengo uso de razón. Devoraba todo lo que caía en mis manos: literatura, ensayos sobre vampiros, cine,… Realizar un estudio sobre un tema que ha llamado mi atención durante tantos años era casi una asignatura pendiente. En realidad he tratado de escribir el libro de upirología que hace años me hubiera gustado tener, ameno pero riguroso, con una visión de conjunto organizada y sistemática sobre el tema en la historia, la antropología, el mito, la medicina y el arte; esbozar un intento de clasificación de estas escurridizas criaturas, y analizar como el mito del vampiro se ha adaptado a nuestro tiempo adoptando nuevas formas en el arte, y como se ha convertido en un modo de vida en nuestras grandes ciudades para individuos y sociedades vampíricas que tratan de entrar en contacto directo con este oscuro arquetipo.
Los vampiros, a diferencia de otros "monstruos populares" que son temidos, tienen un aura de seducción que atrae a millones de personas en el mundo... ¿A qué crees que es debido?
Pues por un lado a su ambigüedad en varios ámbitos. Es una criatura que se mueve entre la vida y la muerte, sin estar realmente ni participar en ninguna de ellas. Eso le convierte en un ser capaz de interactuar en nuestro mundo con capacidades nuevas, al margen de las convenciones sociales, de los tabúes, o de las leyes humanas. Es evidente que esto atrae a muchos que se identifican con este aspecto de automarginado que “percibe” el mundo de un modo frío y distante; un mundo que a menudo para los vivos resulta ser una realidad encarnada en una sociedad oprimente y que a menudo deja pocas posibilidades de autorrealización.El vampiro despliega dos de nuestras pulsiones más profundas: el eros y el tanathos. Tradicionalmente se alimenta de sangre, y la sangre es la vida, pero es también el asiento de nuestras pasiones más viscerales, del deseo más intenso, primordial y primitivo. El vampiro, a menudo llevado por la lujuria que da el hambre de vida, exuda así aquello que toma, fascina a sus víctimas hasta el paroxismo del erotismo, con una intensidad tal que el resultado es la muerte. Después del éxtasis amoroso viene la laxitud, pero en el caso del vampiro esa laxitud es la definitiva, la de la misma tumba, porque ese éxtasis que experimenta la víctima es la propia vida que se va, una vieja receta que los creadores de las viejas y legendarias películas de la Hammer supieron explotar.Así, moralmente ambiguo, incluso sexualmente ambiguo, el vampiro se ha convertido en un mito romántico, seductor, elitista, oscuro y crepuscular que fascina a unos y atemoriza a otros; o, muy probablemente, fascina a la vez que atemoriza.
Pese a que España carece de tradición vampírica, hay casos como el de un ataud que cruzó media península Ibérica dejando tras de si una estela de muerte o, como el de Enriquete Martí (la vampira de Barcelona), que extraía la sangre (entre otras cosas) a los niños para luego venderlo entre la gente de la alta sociedad. ¿Hay algún otro caso documentado que no conozcamos en nuestro país?
Pues ciertamente el caso del “ataud maldito” que expuso en su obra Miguel Gómez Aracil es uno de los que más han dado que hablar entre los investigadores españoles. El de Enriqueta Martí es un caso espeluznante de una delincuente que se lucra con la venta de sangre y unguentos de los niños a los que dio muerte en la Barcelona de principios del siglo XX. Buena parte de esa sangre probablemente iría a parar a la ingesta y uso ritual por parte de personajes pudientes que como muchos otros por entonces, y aún hoy, creían en los poderes mágicos de la sangre. En realidad podría decirse que existe una tradición vampírica española, aunque difiere de la del vampiro eslavo y entronca más con las creencias latinas y clásicas, que por otra parte también han contribuido a enriquecer el vampirismo típicamente eslavo a través de Iliria, Rumanía y Grecia. Además de lamias que recuerdan a las lamias y empusas del mundo clásico tenemos una rica tradición de brujas vampiro semejantes a las strigae griegas, nombre que aún designa al vampiro en Rumanía, donde se cree que las strigoi, como se denominan en rumano, se convierten en vampiros al morir. Este vocablo deriva de uno que designa a la lechuza, animal típico en el que se convierten las brujas vampiros para abrir con su pico el pecho de los durmientes y extraerles sangre. Este es el origen de la legendaria “xuxona” (chupona) gallega y de las guaxas y guajonas astur-cántabras.La creencia en que las brujas practicaban el vampirismo ha estado muy arraigada en la península hasta el punto de que las actas de la inquisición están plagadas de personas acusadas entre otros delitos de beber sangre, especialmente de niños, provocando su muerte o dejándolos enfermos. Tal ocurrió por ejemplo con algunos de los procesados en Zugarramurdi, particularmente con Miguel de Goiburu y María de Iriarte. A esta última se le achacaba la muerte de 13 personas. Un caso bien conocido es el de “la Vampira de Xove”, Teresa Prieto, vecina de Gijón que fue acusada de brujería y chupar la sangre de criaturas de las aldeas vecinas. Sorprendentemente resistió la tortura a la que fue sometida; tras lo cual escapó y fue condenada a morir tras lo cual su cuerpo debía ser quemado para evitar que el diablo volviera a él (lo cual me parece un eufemismo para decir que querían evitar sus acciones como vampiro tras la muerte). Años más tarde se entregó y fue absuelta de la pena de muerte y sus bienes le fueron devueltos. Todo esto ocurría en el siglo XV. Otros nombres propios posteriores de brujas acusadas de vampirismo fueron Constanza do Pazo; la xuxona de Santa María de Lamela, en Orense; o los vascos Diego de Guinea y María de Guesala, los “brujos de Ceberio”, acusados de beber la sangre de las heridas ocasionadas a una niña.En tiempos más recientes, en Galicia no hace mucho que se registraban avistamientos de supuestos vampiros en algunos cementerios, ni podemos dejar de mencionar al polémico gallego Rafael Ángel Pintos, más conocido como Wladimir Dragossan, quien años atrás sorprendía al público español en los platós de televisión, ataviado a lo Drácula, afirmando que dormía en un ataúd, que bebía sangre, y que se había convertido en vampiro gracias a la magia póstuma.Dejando Galicia para dirigirnos a Córdoba hay que mencionar un caso relacionado con el vampirismo desde el punto de vista psicopatológico; el de Álvaro Rafael Bustos, quien en 1987 mató a su padre, el catedrático Manuel Bustos estacándolo en el corazón con martillo y una barra de acero a la que previamente había sacado punta y restregado con sal y ajo en la creencia de que su padre era un ser infernal.Y ya en el ámbito de lo legendario no hay que olvidar al mítico Struch, el “vampiro del Empordá”, un noble medieval extranjero al que la maldición de las brujas de la comarca, y siempre según la leyenda que habría sido recogida por diferentes investigadores españoles, habría impedido el descanso en la tumba llevando el terror a aquella región catalana.
Bram Stoker dio a conocer mundialmente Transilvania sin haber estado nunca. Los habitantes de esta zona han visto como un personaje de ficción se ha convertido en el principal reclamo turístico de la región y de todo Rumanía. ¿Ven los rumanos a Stoker como un heroe nacional? ¿Y a Vlad Tepes, el personaje en el que se inspiró para crear a Drácula?
Efectivamente, nunca estuvo allí, aunque desde luego se documentó lo suficientemente bien como para transmitir admirablemente la atmósfera de aquella remota región. Pero desde luego sí que se tomó sus licencias con el personaje histórico en el que basó su Drácula. Hay una relación de amor-odio en Rumanía hacia la figura del escritor irlandés. Por una parte el noble válaco, que no transilvano, Vlad Tepes, es considerado hoy como un reformador y héroe nacional que mantuvo la identidad de su patria en un difícil equilibrio entre dos potencias que se disputaban la influencia de la región: Hungría, y la Dorada Puerta, el Imperio Otomano. Otra cosa es lo que piensen los descendientes transilvanos de las familias sajonas a los que Vlad empaló de forma masiva en sus campañas contra esta etnia en la región, a los que el personaje no les hará tanta gracia. La figura de Vlad Tepes debe buena parte de su popularidad entre el pueblo rumano a la propaganda del dictador Nicolae Ceaucescu, quien a menudo se equiparaba con el voivoda que entre otras cosas fundó la actual Bucarest.En cuanto a Stoker, el propio Ceaucescu se encargó de menospreciar al escritor irlandés que se había atrevido a convertir a uno de los principales héroes rumanos en un vampiro de novela. Baste decir que la novela estuvo prohibida en Rumanía hasta la muerte del dictador. No obstante si bien para muchos rumanos Bram Stoker es un escritor extranjero que denigró la memoria de un príncipe rumano, otros muchos son conscientes de que gracias a él el turismo en Rumanía se ha incrementado notablemente. Las rutas “Drácula” que la mayoría de los turistas no dejan de recorrer a su paso por el país dejan suculentos dividendos en la maltrecha economía que dejaron las oligarquías que en un pasado lo gobernaron. De ahí esa relación de amor-odio.
En tu libro apreciamos que el vampirismo avanza con las nuevas tecnologías llegando a campos como Internet o los videojuegos... ¿No crees que Internet con la facilidad que tiene para transmitir "bulos" y "leyendas urbanas" puede perjudicar a la gente que se toma en serio el estudio del vampirismo?
Lo creo profundamente. Las bondades de la red de redes a veces se vuelven contra ella. Nunca fue más fácil acceder a tanta información sobre algunos temas; el problema es que no hay garantía de que la información que en ella se obtiene sea fiable. En el caso que nos ocupa frente a algunos buenos estudios, obras y artículos de investigadores serios pululan cientos de páginas que se copian entre sí ofreciendo información fragmentaria, intoxicada o claramente falsa. En la red de redes cualquiera puede decir absolutamente lo que se le pase por la cabeza, o reinterpretar y mutilar los textos de otros. El problema es que hay mucha gente que lee sin cotejar la información dándola por buena sin preguntarse más; y una vez que han leído y asumido algo erróneo es muy difícil convencerles de lo contrario. Es un curioso fenómeno. En el libro hago hincapié en este tema y aprovecho la oportunidad que me brindáis para recalcarlo de nuevo. Todo contenido procedente de Internet debe ser mirado con precaución y cotejado con otras fuentes.
¿Crees que son tan distintas las obras literarias de vampiros clásicas como "Carmilla", "Drácula", o "The Vampyre" de las actuales?
Evidentemente tienen muchas cosas en común. El vampiro posee ciertas características que no cambian, tan sólo se adecuan a los tiempos y se adaptan a nuevas formas de ver y entender el mundo; pero en el fondo en unas y otras subyacen las mismas ideas. Es un arquetipo primitivo y muy poderoso cuya base sólida está en nuestro inconsciente. Es como un iceberg, cuya parte más profunda no vemos. La parte que emerge, la parte que vemos es el ropaje que el mito cobra en cada tiempo y lugar. De ahí su capacidad camaleónica para cambiar con nosotros mismos. Entre el tosco y rudo Gorka de la Familia del Vourdalak que imaginara Tolstoi y el refinado y ambiguo Lestat, carcomido por su incertidumbre existencial media toda una infinidad de “mutaciones vampíricas”; aunque en el fondo lo que hace seductores a ambos es la misma idea, su existencia irracional, imposible, entre la vida y la muerte, la eterna seducción de existir sin vivir.
Entre la información de la que te has documentado para escribir "Vampiros"... ¿Qué ha sido lo que más te ha impactado?
La documentación la he ido recopilando prácticamente desde que era un niño. Recuerdo muy vivamente la primera vez que leí el documento Visum et Repertum, Visto y Descubierto, escrito por un oficial médico austriaco encargado de investigar el caso de Arnold Paole en la población servia de Medvedja en el siglo XVIII. Es uno de los casos mejor documentados sobre las epidemias de vampirismo que sacudían la Europa del Este y un documento estremecedor acerca de los procedimientos médicos y legales que las cortes europeas empleaban en la investigación sobre los supuestos casos de vampirismo que se convertían en una macabra plaga en pleno siglo de las luces.En años más recientes me ha sorprendido comprobar como la creencia en vampiros permanece prácticamente inalterable en muchos lugares del planeta. Ha sido sorprendente recoger testimonios de gente en Europa o en Asia absolutamente convencidos de la existencia real de vampiros o incluso de haber tenido algún percance con ellos. Recuerdo el testimonio de un filipino que afirmaba que su familia se vio acosada una noche en su granja por lo que ellos interpretaban como “aswang”, vampiros, que se movían entre la maleza. Pertrechados en casa la emprendían a tiros desde las ventanas mientras escuchaban aterrados como aquellos seres a veces saltaban sobre el tejado y hacían ruido buscando algún orificio por el que penetrar en el interior de la casa.Desde otro punto de vista también ha resultado impactante la búsqueda de evidencias arqueológicas acerca de la creencia en vampiros. Los hallazgos de auténticas necrópolis del siglo X dedicadas a vampiros en las cercanías de Praga con restos de cadáveres “ajusticiados” como vampiros y que aún pueden verse en algún museo checo son de una importancia capital para entender la tremenda importancia y universalidad que el mito del vampiro ha tenido desde tiempos muy remotos. Cadáveres de supuestos vampiros a los que se les habría aplicado los típicos procedimientos vampiros (rotura de piernas, decapitación, estacamientos,…) aparecen igualmente en la India, en China, o incluso en la Norteamérica colonial.
Hace unas semanas adelantamos en Aullidos.COM que la secuela oficial del Drácula original titulada "The Un-Dead" ya está en marcha y su historia comenzará veinticinco años después de los sucesos escritos por Stoker. Entre varios nombres, el de Javier Bardem suena con fuerza para interpretar a Drácula... ¿Crees que sería una elección correcta?
Así es. Y por cierto, que me enteré precisamente gracias a vosotros y a vuestro site. Pues desde luego sería una elección interesante y desde luego un punto clave en la carrera de Bardem. Comentando el tema con algunos conocidos la opinión de la mayoría es que el físico de Bardem quizá no sea el más apropiado para el arquetipo de Drácula “aristocrático” al que estamos acostumbrados, pero sería interesante ver a un Drácula más visceral y sólido que bien podría aportar el actor español. Javier Bardem ya nos ha sorprendido con alguno de los papeles que ha interpretado y creo que podría volver a sorprendernos también en este. Yo desde luego iré a ver el film, pero si además Bardem interpreta al príncipe de las tinieblas sumamos un motivo más para ir a verla. Tendremos que esperar a ver que ocurre.
Una última pregunta... Si los vampiros existiesen... ¿Te dejarías morder por uno?
Buena pregunta. La respuesta es no. El vampiro está presente, pero no vive. Examina la realidad sin estar sujeto a ella, pero por eso mismo no la experimenta en toda su crudeza. Si existe otra realidad más allá de la tumba lo bueno será percibirla a modo completo, y no quedarse en el límite entre los dos mundos. Hay quien afirma que los vampiros son más sabios porque viven más y les gustaría serlo por esta causa. Tampoco me parece cierto. Hay gente que vive 100 años y no son más sabios que cuando tenían 15. No hay que confundir sabiduría con conocimientos, ni éstos con experiencia. ¿Inmortalidad? Para que si esa inmortalidad te mantiene atrapado entre dos mundos y no te deja ir más allá. Particularmente prefiero ser un ser con capacidad de dar y recibir a partes iguales, y para ir cada vez más allá. De todos modos que necesidad hay de que un vampiro nos muerda si el vampiro se oculta en la más inhóspita de las tumbas…¡el interior de nosotros mismos!
Etiquetas: Entrevistas
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