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El cuerpo del delito
de ELENA MÉNDEZ
"¿Quieres que te cuente? Ah, cómo serás de morboso, pinche Negro. Habíamos ido el Isra, su mayugo y yo al Paco-Paco, un antro gay de Puerto Vallarta, feo, oscuro, de mala muerte.
Había poca gente, no era temporada. Llegamos justo al espectáculo. Bailó primero un morro alto, esbelto, güerito. Te habría gustado. Se me acercó y le puse su billetito. Luego otro güero, chaparrito, ojos verdes. Me hizo que le agarrara el pene. Me puse nerviosa porque dijo: Me la voy a creer.Me levantó por los aires en pleno escenario, ante la ovación de la raza.
Ya que volví a la mesa el Isra y su mayugo me traían a carrilla. Le pregunté al mayugo si serían bugas. El primero no, le gustan los niños; el segundo sí, una vez lo levantó una amiga. De ahí siguió otro bailarín, chaparrito, moreno, pelo largo.
Terminó la variedad. Me fui a bailar a la pista; no recuerdo si cantaba Don Omar o Celia Cruz, da igual. Llegó el bato agarrándome por la cintura. Róbame. Mis compas fueron por unas cervezas. Me llevó a un pasillo cerca del baño. Róbame, insistió, y sacó un llaverito con vibrador integrado y me lo pasó por… tu risita burlesca me desconcentra, chingado. Insistió tanto que le respondí, deja le comento a mi amigo. El bato tenía show a la una y media, eran como las doce, pero estaba dispuesto a la aventura. Fue cuando le dije al Isra, Oye, quiere que lo levante. ¿Y tú quieres? Pues…".
continúa el relato en LETANÍA DE LA JOVEN SUICIDAo bienDADO ROTO
de ELENA MÉNDEZ
"¿Quieres que te cuente? Ah, cómo serás de morboso, pinche Negro. Habíamos ido el Isra, su mayugo y yo al Paco-Paco, un antro gay de Puerto Vallarta, feo, oscuro, de mala muerte.
Había poca gente, no era temporada. Llegamos justo al espectáculo. Bailó primero un morro alto, esbelto, güerito. Te habría gustado. Se me acercó y le puse su billetito. Luego otro güero, chaparrito, ojos verdes. Me hizo que le agarrara el pene. Me puse nerviosa porque dijo: Me la voy a creer.Me levantó por los aires en pleno escenario, ante la ovación de la raza.
Ya que volví a la mesa el Isra y su mayugo me traían a carrilla. Le pregunté al mayugo si serían bugas. El primero no, le gustan los niños; el segundo sí, una vez lo levantó una amiga. De ahí siguió otro bailarín, chaparrito, moreno, pelo largo.
Terminó la variedad. Me fui a bailar a la pista; no recuerdo si cantaba Don Omar o Celia Cruz, da igual. Llegó el bato agarrándome por la cintura. Róbame. Mis compas fueron por unas cervezas. Me llevó a un pasillo cerca del baño. Róbame, insistió, y sacó un llaverito con vibrador integrado y me lo pasó por… tu risita burlesca me desconcentra, chingado. Insistió tanto que le respondí, deja le comento a mi amigo. El bato tenía show a la una y media, eran como las doce, pero estaba dispuesto a la aventura. Fue cuando le dije al Isra, Oye, quiere que lo levante. ¿Y tú quieres? Pues…".
continúa el relato en LETANÍA DE LA JOVEN SUICIDAo bienDADO ROTO
Etiquetas: DADO ROTO, Elena Méndez
1 Comment:
-
- Dra. Kleine said...
10:28 a. m.wuoooo...
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