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Para algunos de nosotros, se trata de uno de los cuentos fantásticos mejor contados. En principio, se trata de una historia llena de magia, con mundos donde no aplican siempre las leyes de la física y de la química, ni de otras ciencias naturales, ni siquiera las de la lógica. Un mundo que a pesar de haber sido puesto en el contexto contemporáneo, hasta cierto punto niega los avances de la tecnología -aunque la industria del cine se valga de ella para recrear fenómenos sobrenaturales-, del pensamiento moderno y más que todo, niega buena parte de la realidad que nos rodea.
Es casi pura fantasía, aunque la problemática moderna per se sí está presente todo el tiempo. El maltrato familiar que padece Harry Potter en el seno de su hogar con su tía materna, la burocracia, corrupción y ambición de poder de muchos de los funcionarios del Ministerio de Magia, el racismo, la atmósfera académica del Colegio de Hogwarts que recuerda a la de una universidad por el estilo de Oxford o Harvard, la importancia que se le da a los deportes, el maltrato de criaturas mágicas, el papel de los medios de comunicación como manipuladores de la opinión pública y sus tabloides amarillistas, la esclavitud e insubordinación de otras criaturas fantásticas por su aparente falta de humanidad, etc.
Para los críticos que rechazan la historia del mago más popular, no se trata sino de un fenómeno de marketing. Hay que ver las cifras exorbitantes que se mueven alrededor. Estamos hablando de miles de millones de dólares, como lo demuestran varios estudios de mercadeo, como el de la firma NIELSEN. Los medios masivos de comunicación no le han perdido el paso. El diario New York Times por ejemplo, publicaba sendas críticas del último libro de la serie, cuando se suponía que el libro y su contenido era una secreto reservado para el día de su puesta en venta de forma simultánea a nivel mundial.
La idea original de J.K. Rowling era que no se filtrara el final de la historia antes de su publicación el 21 de julio de 2007, perturbando el natural derecho de los lectores a enterarse por su propia cuenta del mismo, como lo denunciara la editorial oficial en un comunicado divulgado en Londres. Pero de la chiva viven los medios, y no son los únicos que han tratado de beneficiarse de Harry Potter, como lo demuestra el caso de la publicación de un diccionario sobre este mundo de fantasía, no autorizado por la Rowling, quién además ya estaba preparando un libro semejante, y cuyas regalías estarían totalmente destinadas a donaciones para obras de caridad.
Y están las críticas netamente literarias. Una columna de Xavier Riesco Riquelme del blog EL ARCHIVO DE NESSUS, relata sobre ciertas contradicciones de críticos literarios como Harold Bloom, quienes comparan la obra de J.K. Rowling con otras por el estilo del Señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, para luego decir que la primera no le llega ni a los tobillos al segundo, o cosas así como que se trata de una “moda pasajera”, como ocurre con Tolkien. Lo que es un doble contrasentido, porque genealógicamente son obras diferentes, y además la aceptación de la obra de Tolkien trasciende su tiempo.
Sin embargo la comparación es válida hasta cierto punto en mi opinión, ya que en ambos casos se trata de historias fantásticas, relativamente extensas, y con el tema de la lucha del bien contra el mal, como uno de sus trasfondos clave en la trama. Y porque ambas obras son maravillosas eso sí, bien escritas, con tramas coherentes, muy ricas en personajes y situaciones, y por qué no decirlo, ambas son británicas. La tradición literaria precedente, los mitos y cuentos, han influido a sus autores. Ambas tocan tangencialmente el género literario juvenil, pero Rowling parte de la infantil y termina en la juvenil, Tolkien parte de la juvenil y termina en la "adulta".
Por lo demás los personajes e historias de Tolkien y Rowling están ambientados en tiempos cronológicos completamente opuestos, y tramas igualmente muy diferentes, para nada semejantes, excepto en la aceptación implícita de criaturas fantásticas y fenómenos sobrenaturales. Ya con ocasión de la publicación de Harry Potter y las reliquias de la muerte (del inglés: Harry Potter and the deathly hallows) se afirmaba en el blog de LA CERCA (OIMC) que el hecho de que un libro sea un Best Seller no demerita ni tampoco engrandece la calidad del contenido literario.
Aunque la posición aquí ilustrada es la de que la saga literaria de la Rowling es una obra de arte, y que por alguna extraña razón, hay algunos “intelectuales” que consideran un contrasentido que una obra literaria de calidad pueda ser objeto de un mercadeo tan voraz y exitoso. Al fin y al cabo, J.K. Rowling pasó a ser de madre cabeza de hogar con tremendas dificultades económicas y personales, a ser una de las mujeres más adineradas del mundo, incluso por encima de la Reina Isabel II de Inglaterra. ¿Envidia? Claro que el demasiado dinero si puede ser perjudicial para el "arte popular" a veces, sobre todo para los que padecemos de algún grado de pottermanía.
En ese orden de ideas, el anuncio por ejemplo de que el estreno de la película correspondiente a la sexta parte de la saga, Harry Potter y el príncipe mestizo (del inglés: Harry Potter and the half blood prince), ya no sería este 22 de noviembre de 2008, sino en julio del año 2009, nos cayó como un balde agua fría a muchos aspirantes a magos. Y aunque digan lo contrario, es pura cuestión de querer hacer más plata. Pero había una preocupación más importante para los fans, la de que el último libro de la saga es demasiado extenso y rico en detalles para resumir en una sola película. Al menos los estudios de la WARNER BROTHERS entendieron esto y filmarán dos películas más, Harry Potter y las reliquias de la muerte 1 y 2. Claro, lo hacen por plata también.
Mientras tanto, los pottermaníacos tendremos que padecer esperando para ver la sexta película a estrenarse en julio de 2009 -como ya se decía-, y luego repetir tal padecimiento dos veces más. Dirán los que se saben entendidos, ¿cuál es el afán, si los que decimos ser fans ya hemos leído la obra –en mi caso varias veces- y conocemos el final? Pero hacerle esa pregunta a un pottermaníaco es inútil e inocuo. Sólo los que padecemos esta adicción sabemos de lo que estamos hablando. Y no vacilaremos en intentar conjurar un Expecto patronum para protegernos de la incomprensión de quienes nos critican.
THL
Es casi pura fantasía, aunque la problemática moderna per se sí está presente todo el tiempo. El maltrato familiar que padece Harry Potter en el seno de su hogar con su tía materna, la burocracia, corrupción y ambición de poder de muchos de los funcionarios del Ministerio de Magia, el racismo, la atmósfera académica del Colegio de Hogwarts que recuerda a la de una universidad por el estilo de Oxford o Harvard, la importancia que se le da a los deportes, el maltrato de criaturas mágicas, el papel de los medios de comunicación como manipuladores de la opinión pública y sus tabloides amarillistas, la esclavitud e insubordinación de otras criaturas fantásticas por su aparente falta de humanidad, etc.
Para los críticos que rechazan la historia del mago más popular, no se trata sino de un fenómeno de marketing. Hay que ver las cifras exorbitantes que se mueven alrededor. Estamos hablando de miles de millones de dólares, como lo demuestran varios estudios de mercadeo, como el de la firma NIELSEN. Los medios masivos de comunicación no le han perdido el paso. El diario New York Times por ejemplo, publicaba sendas críticas del último libro de la serie, cuando se suponía que el libro y su contenido era una secreto reservado para el día de su puesta en venta de forma simultánea a nivel mundial.
La idea original de J.K. Rowling era que no se filtrara el final de la historia antes de su publicación el 21 de julio de 2007, perturbando el natural derecho de los lectores a enterarse por su propia cuenta del mismo, como lo denunciara la editorial oficial en un comunicado divulgado en Londres. Pero de la chiva viven los medios, y no son los únicos que han tratado de beneficiarse de Harry Potter, como lo demuestra el caso de la publicación de un diccionario sobre este mundo de fantasía, no autorizado por la Rowling, quién además ya estaba preparando un libro semejante, y cuyas regalías estarían totalmente destinadas a donaciones para obras de caridad.
Y están las críticas netamente literarias. Una columna de Xavier Riesco Riquelme del blog EL ARCHIVO DE NESSUS, relata sobre ciertas contradicciones de críticos literarios como Harold Bloom, quienes comparan la obra de J.K. Rowling con otras por el estilo del Señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, para luego decir que la primera no le llega ni a los tobillos al segundo, o cosas así como que se trata de una “moda pasajera”, como ocurre con Tolkien. Lo que es un doble contrasentido, porque genealógicamente son obras diferentes, y además la aceptación de la obra de Tolkien trasciende su tiempo.
Sin embargo la comparación es válida hasta cierto punto en mi opinión, ya que en ambos casos se trata de historias fantásticas, relativamente extensas, y con el tema de la lucha del bien contra el mal, como uno de sus trasfondos clave en la trama. Y porque ambas obras son maravillosas eso sí, bien escritas, con tramas coherentes, muy ricas en personajes y situaciones, y por qué no decirlo, ambas son británicas. La tradición literaria precedente, los mitos y cuentos, han influido a sus autores. Ambas tocan tangencialmente el género literario juvenil, pero Rowling parte de la infantil y termina en la juvenil, Tolkien parte de la juvenil y termina en la "adulta".
Por lo demás los personajes e historias de Tolkien y Rowling están ambientados en tiempos cronológicos completamente opuestos, y tramas igualmente muy diferentes, para nada semejantes, excepto en la aceptación implícita de criaturas fantásticas y fenómenos sobrenaturales. Ya con ocasión de la publicación de Harry Potter y las reliquias de la muerte (del inglés: Harry Potter and the deathly hallows) se afirmaba en el blog de LA CERCA (OIMC) que el hecho de que un libro sea un Best Seller no demerita ni tampoco engrandece la calidad del contenido literario.
Aunque la posición aquí ilustrada es la de que la saga literaria de la Rowling es una obra de arte, y que por alguna extraña razón, hay algunos “intelectuales” que consideran un contrasentido que una obra literaria de calidad pueda ser objeto de un mercadeo tan voraz y exitoso. Al fin y al cabo, J.K. Rowling pasó a ser de madre cabeza de hogar con tremendas dificultades económicas y personales, a ser una de las mujeres más adineradas del mundo, incluso por encima de la Reina Isabel II de Inglaterra. ¿Envidia? Claro que el demasiado dinero si puede ser perjudicial para el "arte popular" a veces, sobre todo para los que padecemos de algún grado de pottermanía.
En ese orden de ideas, el anuncio por ejemplo de que el estreno de la película correspondiente a la sexta parte de la saga, Harry Potter y el príncipe mestizo (del inglés: Harry Potter and the half blood prince), ya no sería este 22 de noviembre de 2008, sino en julio del año 2009, nos cayó como un balde agua fría a muchos aspirantes a magos. Y aunque digan lo contrario, es pura cuestión de querer hacer más plata. Pero había una preocupación más importante para los fans, la de que el último libro de la saga es demasiado extenso y rico en detalles para resumir en una sola película. Al menos los estudios de la WARNER BROTHERS entendieron esto y filmarán dos películas más, Harry Potter y las reliquias de la muerte 1 y 2. Claro, lo hacen por plata también.
Mientras tanto, los pottermaníacos tendremos que padecer esperando para ver la sexta película a estrenarse en julio de 2009 -como ya se decía-, y luego repetir tal padecimiento dos veces más. Dirán los que se saben entendidos, ¿cuál es el afán, si los que decimos ser fans ya hemos leído la obra –en mi caso varias veces- y conocemos el final? Pero hacerle esa pregunta a un pottermaníaco es inútil e inocuo. Sólo los que padecemos esta adicción sabemos de lo que estamos hablando. Y no vacilaremos en intentar conjurar un Expecto patronum para protegernos de la incomprensión de quienes nos critican.
THL
FUENTE:
http://oimc.blogspot.com
Etiquetas: Alario novela, Harry Potter, Literatura fantástica
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