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de Desconocido


LA CONFESION DE BALCESTRU

-Llegaron de noche y todos quedamos sorprendidos por su arrogancia, pues ninguna persona juiciosa entra en la guarida de unos bandoleros temidos -dijo Balcestru.
Se mesó la barba y añadió:
-Como pueden imaginar, lo primero que hicimos fue tomar las armas y rodear el carruaje. Dominsky se adelantó encañonando a conductor y, entonces, bajó un hombre y fue a su encuentro. Las fogatas del campamento y la luna apenas alumbraban el lugar pero, por lo que podía verse, se trataba de alguien singular. Su aspecto mostraba gran donaire, un alma decidida y altiva. No tenía aire provinciano, sino extranjero. Y era de noble alcurnia, pues en la puerta del coche lucía un escudo condal. Dijo algo en dialecto a sus criados y luego le habló en ruso al jefe, pues la familia de éste fueron judíos de Kiev. Estrechamos más el círculo, pero Dominsky dio la orden de que no avanzásemos. Había bajado el arma y hablaba distendidamente con el desconocido. Como estábamos más cerca de ellos, pudimos verles mejor. Los criados llevaban peluca empolvada y vestían negras libreas, con ricas abotonaduras de oro. En cuanto al conde, porque este debía ser su título según todas las apariencias, su persona irradiaba una exquisita elegancia, pero que se mezclaba con algo instintivo, incluso misterioso. He de confesar que, desde un principio, aquel personaje no me gustó. Un buen observador habría encontrado en torno suyo solamente soledad y orgullo, y un no sé qué que no vaticinaba nada bueno. ¿Quién era y de dónde venía?: Tal vez un melancólico castellano del norte, ya que en su espléndida apariencia se delataban los rasgos del aventurero y del cazador, y, sin embargo, yo apreciaba en él notables y extraordinarias contradicciones. Entre la costumbre del silencio del bosque, del viento bravío de los picos escarpados y de las graves horas crepusculares, se vislumbraba un aire meditabundo, taciturno en cierto modo, del hombre excesivamente equilibrado y juicioso. Entre los trazos de la más refinada erudición, se adivinaba un sesgo elemental y extraño. Todos comprendimos que aquel hombre pertenecía a la raza de los que mandan y no a la raza de los que obedecen, junto a los cuales los de la grey humana no son más que una imitación casi simiesca. No obstante, albergaba un fondo de maldad suficiente para hacer palidecer a cualquiera. Oh sí, ciertamente, ¡había tanta protervia e impureza en sus ojos!. El tiempo hace que el hombre juicioso aprenda a estudiar el aspecto de muchas emociones y en aquel caballero solamente podía ver un alma impía y cruel. Todos pertenecemos al rango que el destino nos otorga, pero hay muchas zonas oscuras en la vida.
-Los rumanos y los húngaros comenzaron al murmurar -continuó diciendo el bandolero- y extendieron hacia Dominsky los dedos índice y corazón en forma de V, para protegerle del mal de ojo. El extranjero advirtió este gesto y respondió con una sonrisa displicente. Estábamos desde el primero al último terriblemente asustados y quien permanecía impávido era precisamente nuestro cabecilla el que, tal vez sin darse cuenta, comenzaba a caminar por una senda sombría. Como una marca cárdena en su frente, vi el signo inconfundible de aquellos cuya vida, dominada y oscurecida por las pasiones, se centra en el deleite de las emociones mundanas, aíslan los ideales de sus principios, se sumergen en las voluptuosidades más impuras y refinadas y para quienes la vida humana no vale más que una moneda de cobre. Cuanto más le mirábamos, más aterrorizados nos sentíamos. ¡Que enigmático océano de maldad, de suficiencia y de corrupción reflejaba sus facciones!. Dominsky, estaba convencido, iba a pagar su relación con el extraño a un precio inestimable.
Balcestru removió las brasas de la fogata con la punta de su sable turco. Meditó unos momentos, añadiendo:
-Demasiadas cosas extraordinarias para no levantar sospechas... Y más aquí, que se cree en todo. Tenemos, en principio, que unos hombres se atreven a entrar en la misma guarida de Dominsky y su gente. Aparecen por el camino que da a las ruinas de este monasterio y, sin embargo, no son vistos por nuestros centinelas. En tercer lugar, el caballero maneja a un hombre tan hosco como el jefe como el pastor conduce al cordero. ¿Qué pensar de todo eso?. Ah, hay nombres que no es prudente pronunciar.
-Continúe, por favor -insistió Delius vivamente interesado, a la par que sus acompañantes y los bandoleros se estrechaban en torno a la hoguera.
-Antes de verme mezclado en el bandidaje, yo era un estudiante brillante en Bucarest. Pero un asunto de venganza acabó definitivamente con todos mis planes -añadió Balcestru-. En esa época, tuve oportunidad de leer libros antiguos y misteriosos, donde hombres sabios se afanaban en estudiar aquellos horrores centenarios que llegaron a nosotros por boca de nuestros abuelos. No se puede entender si no se conoce el terreno que se pisa. Mis sospechas eran mayores por momentos. Esa música inefable escondida en la voz del caballero, ese murmullo con inflexiones inauditas, era como la voz de la Indeseada que llama a la puerta. Dominsky asintió con la cabeza y recibió del desconocido dos sacas. Después, el tipo aquél subió al coche. Un momento después, habían desaparecido. Domisnky nos mostró las monedas de oro que contenían las bolsas y nos dijo que tenía que matar a unos extranjeros al día siguiente y que ese era el precio por el trabajo. Todos sabíamos que era un esfuerzo vano intentar disuadirle, pero yo deseaba saber más sobre aquél asunto. Mi puesto de segundo en la partida me ofrecía esa prerrogativa. Mi vida en el bosque, al aire libre, me ha dado la oportunidad de conocer a gente sorprendente y ha hecho mi espíritu sensible a las vibraciones de las cosas extraordinarias. No reparé en mis compañeros ni en Dominsky que se encontraba ensimismado junto a la fogata y subí a mi caballo, disponiéndome a seguir al carruaje, cuyo traqueteo se oía no muy lejos en la noche. Cabalgué a galope tendido y el bosque se fue desvaneciendo a mi paso velozmente, como en un sueño. Y, sin embargo, no divisaba el coche. El postillón apremiaba de lo lindo a su tiro. Cuando detuve mi cabalgadura en la esquina de una oscura calleja de Koztul, creí que les había perdido la pista. Pero, para mi sorpresa, no fue así. Al otro lado de la calle, junto a la entrada de una casa principal, vi el carruaje estacionado. Los extraños domésticos empolvados, vestidos con sus libreas negras, aguardaban de pie junto al tiro. Más, ¿su amo dónde estaba?. Entonces, mi respiración quedó en suspenso y me sentí palidecer. En lo alto de la escalinata, que llevaba a la gran puerta, un poco a la derecha, junto a una ventana, vi al individuo. Hablaba con una dama de gran belleza a la que, al parecer, poco importaba su buena fama. Pensé que se trataba de un romance mundano, a los que están acostumbrados los caballeros de alta alcurnia. No había duda, era él. Las líneas finas y nobles de su perfil se apreciaban claramente desde donde yo estaba. Parecía susurrarle fascinadoramente a la joven dulces mensajes seductores, apoyada en el antepecho de la ventana la blanca mano aristocrática. Nuevamente me estremecí. Tuve la impresión de que el cuerpo del hombre oscilaba y se empequeñecía después. !Era un hecho!. Había desaparecido ante mis ojos y del lugar en que estuvo parada la figura, comenzó a elevarse una densa columna de niebla, que se filtró en la alcoba a través de la ventana abierta. El viento de otoño trajó el perfume fétido y pesado de las callejas vecinas y el sonoro rumor de un coche sobre el empedrado se oyó no muy lejos. De pronto, en lo alto de la escalera solitaria, él apareció, esbelto y elegante, apoyando su mano enguantada en la rampa de mármol. Descendió serenamente. Cuando se acercó a los criados, les dirigió unas palabras. Los domésticos se inclinaron y dos subieron al pescante y los otros dos en la parte posterior del carruaje. El señor miró a la calle solitaria mientras se llevaba el pañuelo a los labios, que tenía manchados de un líquido oscuro. Se limpió la boca lentamente, tan lentamente que pude distinguir casi cada uno de sus dientes puntiagudos. Así fue como adiviné la naturaleza del elixir que había bebido en casa de la dama. El extranjero entró finalmente en el coche, que se alejó calle abajo.
Regresé lo más rápidamente que pude a estas ruinas, más cuando entré había amanecido ya y Dominsky se había marchado a cumplir la misión que le había encargado el Diablo. No pude avisarle de que sus días estaban contados, pues solamente grandes infortunios suceden a quienes, por un oscuro sino, se cruzan en el camino del impuro cadáver.

***

DOM AGUSTIN CALMET
DISSERTATION SUR LES REVENANTS EN CORPS, LES EXCOMMUNIÉS,
LES OUPIRES OU VAMPIRES, BRUCOLAQUES, ETC (1751).

Si alguna vez ha existido en el mundo una
Historia garantizada y demostrada, es la de
Los vampiros. No falta nada: informes ofi-
ciales, testimonios de personas dignas de
crédito, cirujanos, sacerdotes, jueces; exis-
ten toda clase de pruebas.

JEAN-JACQUES ROUSSEAU


“ (...) Cada siglo, cada nación, cada pueblo, tiene sus preocupaciones, sus enfermedades, sus modas, sus inclinaciones, que forman su idiosincrasia; pasan, y unas se suceden a otras, y muchas veces lo que en un tiempo ha parecido admirable se convierte en algo despreciable y ridículo.
(...)Desde hace cerca de sesenta años, en Hungría, en Moldavia, en silesia y en Polonia, aparece ante nuestros ojos un nuevo fenómeno; según dice la gente, hombres muertos hace muchos años, o por lo menos desde hace muchos meses, regresan, hablan, caminan, inquietan a las gentes, ofenden a los hombres y a los animales, chupan la sangre de sus parientes, les ocasionan enfermedades e incluso la muerte. Solamente desenterrando un cadáver, empalándolos, cortándoles la cabeza, quemándolos o sacándole el corazón, pueden librarse de sus visitas y daños. A los que de tal modo actúan se les llama upiros, o vampiros, lo que equivale a decir sanguijuelas”.
AGUSTIN CALMET
VAMPIROS DE HUNGRÍA Y DE LAS REGIONES VECINAS (fragmento).

“(...)Mi gentil soberana:
Cuando los pueblos se han encontrado frente a hechos extraordinarios cuyas causas desconocían, los han atribuido siempre a poderes superiores al hombre. Esto nos lo muestra la historia de cada siglo.
Las ciencias cultivadas con buen juicio y las artes probaron la existencia de causas muy naturales, cuyos efectos hicieron maravillar a quienes ignoraban tales causas.
(...)La magia póstuma reinaba entonces en aquel trozo del país (se refiere a Hungría, N.A); se llamaba vampiros a determinados cadáveres, de los que se decía que chupaban la sangre de las personas, y de los animales; y cuando alguien comía la carne de tales animales se convertía a su vez en vampiro; y de cualquier manera que alguien haya adquirido en vida el vampirismo pasivo, se convertía en vampiro activo después de la muerte, a no ser que comiese tierra de la tumba de un vampiro y se frotase con la sangre del mismo”.
GERARD VAN SWIETEN
Protomédico de Su Majestad la Emperatriz María Teresa
INFORME MEDICO SOBRE LOS VAMPIROS (fragmento).

Llevaba mucho tiempo buscando obras de vampirismo en castellano y no había manera de encontrar nada. De eso hace ya más de veinte años y, en esa fecha, ya casi me resignaba a que mi documentación sobre ese tema adorado por mí, se limitase a los cuatro artículos en sendas revistas que esporádicamente habían caído en mis manos. Entonces, un día, cuando menos me lo esperaba, lo encontré. No se trataba de la obra completa sino de un fragmento, en una compilación de Vadim. En el libro se incluían textos clásicos maravillosos y aquel hallazgo significó, en aquellas fechas, como un renacimiento en este valle de lágrimas. Después, como si la fortuna me hubiese tocado con su mano dorada, año tras año fui encontrando libros, hasta que, por motivos comerciales claro, las editoriales nos inundaron con una miríada de títulos sobre el tema, obviamente desechables la mayoría de ellos. Pero, de lo que no cabe duda, es que la obra de Calmet es una joya y un clásico sobre los no-muertos.
No fue así: “Lo encontré por causalidad cuando caminaba bajo un duro cielo negro, sin estrellas; hacía tiempo ya que la noche había hermoseado aquellas callejas recoletas de la capital valenciana. Entonces vi una pequeña librería de viejo, abierta, y entré. Sí, allí, entre infolios la encontré, bella, digna, suculenta, compilación, romanticismo gótico, pasión negra en estado puro”, como escribí una vez referente a un libro sobre el mismo tema, ilustrado por una joven artista valenciana, pero actual, de innegable belleza; sí fue por casualidad, aunque el decurso de acontecimientos resultó mucho más banal: había acompañado a mi hermano para que hiciese el último examen de la carrera de Medicina y, por no esperar en el coche, me fui a Benimaclet, donde vivía, en un piso alquilado, durante el curso académico con unos amigos y entré en la biblioteca de viejo del barrio (seguro que ya no existe). De repente vi un libro rojo y la palabra Vampiros me alcanzó. Aquella emoción, mezcla de angustia y de placer, se me unión en un temblor en el centro de mi ser y más cuando al abrir, al azar, me encontré con Calmet y su obra (La obra de Roger Vadim se titula Vampiros entre nosotros y está editada por Plaza y Janés, pero seguro que ahora no se encuentra o es de muy difícil adquisición).
En esa compilación que la mano grata de un hada feliz había puesto ante mí en una tórrida tarde de Julio, estaba todo: “El vampiro” de Polidori, “La desposada de Corinto” de Goethe, “El viyi” de Gogol, “La bella vampirizada” de Dumas, “La macabra amante” de Gauthier, “Carmilla” de Sheridan le Fanu, “El conde Magnus” de Montague Rode James, y también “Tu amigo vampiro” de Lautreamont, “El vampiro de Sussex” de Conan Doyle, “Lokis” de Prosper Merimé, “La familia del vurdalak” de Alexei.K.Tolstoi, “El vampiro del bien” de Charles Nodier, de Las mil y una noches “Historia narrada la novecienta cuadragésima quinta noche al sultán Baibars por el sexto capitán de policía, o bien, honor de vampiro”, y muchos más de autores celebérrimos en su mayoría, pero sobre todo hallé lo que más anhelaba “El Informe Médico sobre los vampiros” del Dr. Gerard van Swieten, Protomédico de Su Majestad María Teresa de Austria y, finalmente, ligado al anterior por polémica inevitable y una joya en sí mismo “Vampiros de Hungría y de las regiones vecinas”, simplificando un título mucho más epatante que daremos enseguida, la obra que constituye el motivo de estas páginas, de dom Asgustín Calmet, gran exegeta de la Biblia por lo demás.
Hay asenso al afirmar que uno de los tratados más famosos referentes al fenómeno del vampirismo es el mencionado, Dissertation sur les revenans en corps, les excomuniés, les oupires ou vampires, brocolaques, etc... (1751), quien no se aparta, en la versión definitiva, de la posición ortodoxa de la iglesia, si bien, en algunos tratados sobre estos temas, algún autor afirmase que la obra primera había sido expurgada. Se decía que, al igual que sucediera a Darwin con el evolucionismo, que había ido a islas lejanas para afianzar el creacionismo y acabó defendiendo y preconizando la teoría evolucionista, también Calmet, con algunos comentarios de la obra primigenia, en realidad, no había hecho más que avivar la antigua llama de la creencia en tales fenómenos preternaturales. Sea como fuere, la intención principal de la obra, se insiste, es la de refutar las opiniones consuetudinarias sobre “los hechos presuntos” de los vampiros... El mismo autor obviaba, con meras afirmaciones, que su intención estaba lejos y nunca podría contradecir las irrefutables apariciones narradas en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, en una toma posicional o doctrinal basada en una mera cuestión de fe, que le alejaba claramente del propósito principal de la obra que estamos comentando... Afirmar o negar la existencia del vampirismo no es, empero, mera cuestión de fe, porque vampiros los hay de varios tipos que solamente mencionaremos aqui: el folclórico, el astral, el psíquico y el psicopático. Sin embargo, uno debe comenzar por los clásicos y el tratado de Calmet es, qué duda cabe, el referente obligado.

ASESINOS

DICCIONARIO ESPASA
DE LOS ASESINOS
Francisco Pérez Abellán
y
Francisco Pérez Caballero


LOS ASESINATOS MAS CONOCIDOS
DE LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS


En esta obra el lector encontrará una magnífica selección de los asesinos más famosos de la historia, siendo la primera vez que se elabora una compilación de los casos españoles y del resto del mundo. De una manera objetiva, clara y amena, al difundir esta obra a los autores les mueve el deseo de evitar que vuelvan a suceder. Gran fin sin duda, pero de lo que no nos cabe duda es que sin información adecuada no se puede elaborar un plan de acción. Conocer a los “monstruos”, su perfil y circunstancia, es el primer paso para combatirlos.

de jrnCalo

EL RELATO DEL BANDOLERO

A decir verdad, ninguna promesa había sido hecha por parte del conde Delius a Dominsky, pues tuvo que guardar silencio so pena de descubrirse la verdadera razón de su viaje a Transilvania. He aquí, pues, la luz que nos hacía falta para explicar los inasibles acontecimientos que hemos vivido en el pliego precedente.
Dominsky fue capturado en pleno bosque y conducido maniatado a la comisaría de Vye. Inmediatamente Lönek hizo llamar al conde y a sus acompañantes. Desde este momento hasta la muerte del bandido pasaron solamente escasos minutos, pero en tan breve tiempo ocurrieron multiplicidad de acontecimientos sorprendentes.
Estaba el forajido asomado a la ventana, respirando el aire fresco de la noche, pensando probablemente en su aciago futuro. Se encontraba enojado consigo mismo por haberse dejado capturar tan fácilmente y no hacía otra cosa que maldecir su mala fortuna. Pero poco a poco se fue resignando a su futuro. Su vida había sido dura e intensa y el porvenir, hacía años, que no le ofrecía ya el atractivo suficiente; el presente, pues, era negro.
Entonces fue cuando oyó el ruido de las ruedas de un coche y después se desvaneció. El aire fresco procedente de las nevadas cumbres silbaba entre los barrotes de la celda, azotándole la cara. Una campana, en la ciudad, sonaba a lo lejos. Pese a la noche helada, Dominsky se dio cuenta que sudaba copiosamente. Sentía, a la par, una atenazante opresión en el pecho. Había algo pesado en el ambiente, casi ominoso, que le traspasaba y hacía sentir su influjo en él. Sin motivo aparente se vio embargado por una angustia interior a la cual no podía encontrar justificación ninguna. Respiró hondo, tratando de sobreponerse a aquella desazón. En esto vio acercarse a un hombre. Había muy poca luz, pero reconoció enseguida quien era. En una calleja próxima, al socaire de la densa niebla que se estaba formando, se oía el piafar de los caballos.
-No has tenido suerte, amigo -dijo el hombre.
Permaneció en la penumbra, junto al seto, a unos pocos metros del ventanuco. Dominsky no le veía bien, pero sentía que el hombre le miraba intensamente. Como en la primera entrevista que sostuvieron, lejos de allí, en el claro del bosque, el bandolero se sintió extrañamente turbado ante su presencia. No obstante, tomó valor y bromeó incluso sobre su situación.
-Lo que tiene que suceder está escrito -dijo-. Los caminos del hombre siguen su curso y tienen un principio y un final.
Dominsky tuvo la impresión de que el individuo sonreía. Este se acercó un paso y, señalándole con su bastón, dijo:
-El futuro, como la vida, puede modificarse.
-¿Cómo? -preguntó el bandolero.
-Déjame pasar y te lo demostraré.
Aquello era absurdo. Domisnky estaba perplejo y, en el fondo, demasiado abrumado para soportar palabrerías y juegos imposibles. Iba a decirle "piérdase en la noche con su sinrazón" cuando su interlocutor insistió:
-Solamente tienes que albergar el deseo de que entre y, entonces, podrás salvarte.
Dominsky no conocía los motivos, pero en aquel momento sintió que algo le doblegaba, produciéndole una gran enervación. Las piernas le flaqueaban, sintió un leve mareo y después todo fue paz. No existía para él nada en este mundo más allá de aquella voz, que se mecía susurrante en el espacio, que le domeñaba. Su voluntad no era la suya. Una fuerza oscura e inapelable le sojuzgaba cuando rogó:
-Entrad, Señor, donde yo esté bien podéis hollar vos.
Y entonces, como si fuera la cosa más natural del mundo, vio al caballero parado junto a él, mirándole arrogantemente, con su inquietante sonrisa.

En este breve ínterin, la celda se había llenado de niebla y Dominsky sintió mucho frío. Fue entonces cuando notó un vacío extraño en el estómago, como quien recuerda de súbito un grave error, de consecuencias irreparables. Porque comprendió y el otro debió advertirlo, pues soltó una carcajada, a la que siguieron muchas más. Después la expresión se su cara se truncó y Dominsky supo que el fin estaba cerca.
Había prestado sus servicios en el camino prohibido e iba a pagar por ello. Todo se fue volviendo oscuro, cada vez más oscuro, a la par que sentía como una fuerza inmensa le atenazaba. No podía moverse, apenas respirar; algo esencial se le escapaba de su ser, como fluye el perfume de un pétalo quebrado. En esos momentos tuvo la breve visión de unos dientes blancos y de unos ojos obsesionados. La muerte era un alivio, no podía soportar que le mirase de nuevo.
El resto ya nos es conocido. Nuestros amigos llegaron en el momento último, cuando aquel desdichado expiraba. Dominsky le dijo al conde Delius que fuera a cierto lugar de las montañas, donde se ocultaba su partida. Una vez allí, Balcestru, su segundo, le pondría sobre la pista del asesino. Le entregó un diente de lobo labrado, amuleto que reconocerían sus hombres, a quienes tendría, a partir de ese instante, a su disposición.

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CUENTOS BREVES
José Martín Hurtado Galves


ENTIERRO
Cuando murió aquél dios, lo enterraron con los hombres. Decían que olía a humanidad echada a perder.
(Publicado en el libro EL REPARADOR DE IDEAS, Fondo Editorial de Querétaro, Colección Nueva Literatura, CONECULTA, México, 2000)


SUICIDA
Antes de suicidarse, el hombre volteó hacia todos lados. Confirmó que estaba solo. Efectivamente no había nadie, solamente cientos de hombres que esperaban a ver cómo caería al lanzarse de aquella torre de alta tensión.
(inédito)


CON SU FÉRETRO
Se cansó de jugar a que estaba vivo. Tomó su féretro y se marchó a otros mundos.
(inédito)


LA PALABRA LOBO
Afuera de las palabras ovejas, anda rondando hambrienta la palabra lobo.
(inédito)


INCERTIDUMBRE
Un hombre detenía el muro de la realidad con su silencio. El día que se atrevió a hablar, descubrió que al otro lado también estaba él.
(inédito)

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Salvador Alario Bataller

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Teléfono:
963724197

E-mail:
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OBRA PUBLICADA A)CIENTÍFICA: 8 libros de Psicoterapia y Sexología (editorial Promolibro, valencia). 36 artículos especializados en diversas revistas (redactor de Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, www.editorialmedica.com, y los artículos y otros textos se relacionan en la web). B)NARRATIVA: “La conciencia de la bestia”, edición privada, finalista (de los 15 finalistas) del Premio Planeta de Novela de 1997. “La ciudad desvanecida”, relato seleccionado por concurso de la revista Escribir y Publicar en su editorial Grafein Ediciones, Colección Escritura Creativa, integrante del volumen de cuentos ASI ESCRIBO MI CIUDAD (2001). “Descensus ad Inferos”, lo mismo que antes, pero este cuento pertenece al libro de cuentos “32 MANERAS DE ESCRIBIR UN VIAJE” , Grafein Ediciones (2002). “Maltidos. La Biblioteca olvidada”, Iván Humanes Bespín y Salvador Alario Bataller, Grafein Ediciones, Barcelona, (2.006). "101 coños, Ilustraciones y breves" (2008), Carlos Maza Serneguet, Salvador Alario Bataller e Iván Humanes Bespín. Ilustraciones de Vanesa Domingo Montón, Grafein Ediciones, Barcelona. "Antología Iberoamericana de MIcrorelatos" (2008),coautor, Ediciones Lord Byron, Madrid (en prensa) La acre lácrima (2006), novela, en http://www.lulu.com/alario7 Un estudio crítico del Necronomicón Apócrifo (2006), ensayo, en http://www.lulu.com/alario7 Las aventuras carpatianas del profesor Exhorbitus (2006), novela, autoedición, en http://www.lulu.com/alario7 Astrum Argentum . La vara del mago (biografía novelada de Aleister Crowley) (2006), novela, en www.lulu.com, en http://www.lulu.com/alario7 El murciélago monstruoso (2006), novela, en http://www.lulu.com/alario7 Nunca volví de cuba (2007), novela, en www.lulu.com, http://www.lulu.com/alario7 Cuentos en www.narrativas.com: Espejos (2007), Los pequeños (2007). La angustia última (2008). Lo que trajo la noche (2008). OBRA INÉDITA: Las nocturnidades de don Arturo del Grial, (2002), novela. Los ojos del moro (2003), novela. El doctor amor y las mujeres (2006), novela. La trama sináptica (2007), novela. Historias de amor, muerte y trascendencia (2007), novelas (dos novelas breves relacionadas). Los estados intestinales (2007), novela. Cuando cazaba pelos (2008), novela breve Cuentos completos (1999-2008) Blogs: http://clinica-psicomedica.iespana.es http://alario1.blogspot.com http://undostrescuentos.blogspot.com http://undostrescuentos2.blogspot.com http://elloboylaluna.blogspot.com http://lasnocturnidades.blogspot.com http://nohaymentesincerebro.blogspot.com
 

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