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EGOSUM (2.004-2.005): "EL DOCTOR AMOR Y LAS MUJERES" (NOVELA INEDITA): PRINCIPIO (continuación y final de la presentación de esta obra)
Publicado por Unknown en 6:49 p. m.Valencia, Jueves, 26 de Mayo, 2005 Egosum: El Doctor Amor y las mujeres "-VOLVIENDO AL ASUNTO que habíamos dejado, de lo que estoy completamente convencido es que, como cualquier mujer reservada a causa de miedos diversos, ella quería, con su suicidio, fijarme de por vida con un sentimiento de culpa que no tuve, ni tengo ni tendré, desacorde desde siempre con la gris normalidad, la cual resulta, desde muchos puntos de vista, un déficit primario, orgánico, congénito si quieres, y una indecencia. Cuando nos enamoramos, no solamente agarramos el sentimiento, la pasión y la ilusión, sino también, unos y otras, sabiéndolo casi siempre y dasatendiendo el riesgo enorme, la patética neurosis. -Es un punto de vista, bastante extremo por cierto. En realidad, no se cómo puede hablar en esos términos de ella. -Ubícate en la escena: dos semanas antes me besaba las manos con devoción, hacíamos el amor sin parar. Recuerdo bien la mirada esfumada tras el arrebato del orgasmo. Después aconteció mi primer viaje largo a la capital y, cuando lo hice, con bastante frecuencia al principio, mis llamadas nunca fueron contestadas. Ese silencio me hizo sospechar el desenlace. Recuerdo bien cuando volví casa y entré en esta biblioteca. Ella estaba parada en el centro con las luces encendidas, todas, para que yo no perdiese detalle: vi sus ojos ígneos, inyectados de reproche y odio antes de descerrajarse un tiro en la boca. En efecto, yo no perdí detalle, nadie me quitó el susto y la pena temporal pero ella perdió lo único que tenía, su tiempo, su vida, ese existir que había dedicado a mí aunque yo se lo desaconsejase. "Al principio, cuando nos conocimos, veinte años atrás, teníamos algo en común, un pátina de resignación, de melancolía. Eso nos unió, sin duda. A base de mis desacuerdos con el mundo, llevaba pegada a mí una segunda piel de tristeza, del mismo modo que la humedad de adhiere a los muros viejos. Después, cambié, me desapegué de casi todo, fui a la mía, como el extraño, el espectador estupefacto que en realidad era frente un mundo epatante. Entre él y Ego existía un abismo profundo, repleto de cosas sabidas, a medio saber, insinuadas y completamente desconocidas, donde algo de mí estaba también; entre otras cosas, la literatura tuvo el papel de descubrimiento de esa tiniebla y los libros, surgidos de esa tarea, la descubrían, la pergeñaban, pero nunca la trascendía porque eran mero reflejo de la misma... Sí-agregó el hombre meditabundo- al principio y al final solo está la palabra. Tengo la ventaja de los pensamientos errantes por mis mundos sombríos. "Ella, aunque tratase de negarlo, tenía una adherencia plebeya a la costumbre, a lo que se entiende por común, por normal, a lo que es socialmente deseable. Eso poseía el lado de calidez, ternura, pegajosidad y halago que nunca desagradan a un hombre pero que con el tiempo deja de sentirse satisfecho. Vivía por mí, su tiempo dependía del mío. En realidad, por mucho que la pasión sepultase este hecho, desdecía con mi ambiente, nunca formó parte de lo mío. Después sepultó su vida bajo mis pies y se sintió segura, hasta que la publicación de mis novelas tuvieron éxito y me vi obligado a dejar con cierta frecuencia el reducido y cálido hogar que compartíamos. Entonces se sintió en un segundo plano, que no era necesaria como antes, temiendo que posiblemente la dejaría. Creyendo que no la necesitaba, se suicidó; ella necesitaba mi tiempo, mi atención, para alimentar el suyo, para alentar un pálido deseo de vivir. En próximas conversaciones hablaremos más ampliamente sobre todo esto y te comentaré algún caso clínico que te sorprenderá –repuso, el hombre, cada vez más ensimismado en sus cavilaciones, aunque le devolvió a la realidad la crepitación del granizo sobre el alfeizar, por lo que exclamó-: ¡No te jode, ahora graniza!. Es verdad, todo esta cambiando, el tiempo, el país, la gente, esta loco, se ha trastornado." -Es verdad, hay cambios demasiado dramáticos en este tiempo –se lamentó el muchacho, con los ojos puestos en la grabadora, cuya cinta corría lentamente. -Ayer pasó lo mismo. Después del granizo llovió un rato y escampó. Igual mañana hace un sol tórrido o nieva –dijo y después miró al muchacho, cuyas facciones se le antojaron adoloridas, tal vez efecto de la tensión de tanta charla, por lo que concluyó con voz tranquila y conciliatoria, mientras consultaba el reloj-: Bien, por hoy ya hemos tenido suficiente, mañana continuaremos." 000O000 |
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