Découvrez la Radio Jazz vocal
HOY HACE UN AÑO QUE COMENCÉ LA ANDADURA "BLOGGERIL" CON elloboylaluna Y ESPECÍFICAMENTE CON UNA NOVELA REGISTRADA QUE VERSA SOBRE LA PSICOPATIA, LAS NOCTURNIDADES DE DON ARTURO DEL GRIAL, LA QUE, AQUELLOS INTERESADOS, PUEDEN SEGUIR EN UNO DE MIS OTROS BLOGS: http://delgrialyvalledigno.blogspot.com.
POR ESTE MOTIVO, HE DECIDIDO REPONER LOS DOS PRIMEROS CAPITULOS DE LA OBRA.
UN SALUDO A TODOS Y HASTA SIEMPRE.
EgosumCapítulo Primero
Introito
Domingo, 30 de Enero del 2.005
UNAS NOTAS SOBRE EL QUE ESCRIBE
Y EL MOTIVO POR EL QUE LO HACE
He escrito muchas cosas antes y lo que sigue lo hago por la razón de siempre, por egocentrismo. Soy un ser vanidoso, narcisista y prepotente, características todas de aquello que para mí es virtud y para los demás una abominación (si bien habría que hacer más de un matiz al respecto). Desde luego no soy un hombre cordial, ni sensible, ni políticamente correcto.A despecho de que socialmente sea un individuo adaptado, un ciudadano ejemplar, bajo la apariencia de bonhomía vive el individualista, el misántropo, aquel que desprecia a sus congéneres y los tiempos que vive. Soy, en realidad, una mala persona, aunque pensándolo bien no debo ser tan malo cuando a veces me siento culpable y esporádicamente me invade un espíritu quijotesco que me lleva a preocuparme y tomar la pluma para denunciar los horrores de mi época y las injusticias sin freno que sufre esta patética humanidad. Pero son momentos fugaces, que apenas ondean en ese mar tenebroso que agita mi alma.Aparte de ciertos asuntos, pocas cosas llegan a despertar mi interés y son escasas las ocasiones en que el día a día me provoca alguna excitación. Aparte de mis cuatro amigos –porque la soledad siempre es una comunidad Interpares- , hace muchos años que ninguna persona llegó a impresionarme lo más mínimo. Por ello, nunca pensé conocer a alguien que me superase en mi malcontento y desprecio por el mundo, como sucedió ayer.He decidido escribir sobre el particular y persistir en esta tarea si le veo de nuevo, como ha prometido. En realidad, me conmovió porque nos parecíamos mucho y aún me superaba en mis mayores defectos. Así, que escribiendo de él lo hago de mí mismo, que ya es bastante. No pierdo ocasión para alzaprimar mi vanidad.Paso, pues, a relatar lo que sucedió ayer por la noche:“Cuando terminé de trabajar, me quedé un rato leyendo en mi despacho. Eran las ocho y media pasadas y afuera, la noche era cerrada y el frío intenso. Pensé que gozaba de un privilegio al poder estar en ese lugar sellado, mi biblioteca, fumando un pitillo y leyendo un buen libro antes de que mi madre me avisase para le cena. La casa estaba en silencio, salvo sus apagados pasos en el piso de arriba. Tenía encendida solamente la lámpara de mi escritorio, de manera que, aunque suficiente para leer, la luz era escasa en la habitación y más allá de donde me encontraba sentado, todo permanecía en semipenumbra. Entonces vi que alguien se había sentado en el sillón de enfrente. Debí tenerlo, pero no sentí miedo, aunque me extrañaba mucho su aparición, que se hubiese introducido en la casa y sentado ante mí sin que me apercibiese de su presencia. A decir verdad, nada oí, ni el ruido de la puerta al abrirse, ni siquiera el sonido de unos pasos. Carraspeé, me impuse serenidad, y levanté los ojos. Lo primero que vi fue una mano anillada, cuidada, fuerte, que se apoyaba sobre la rodilla, un doble puño blanquísimo con gemelos de oro, y el brillo peculiar de una corbata de seda, muy oscura, casi negra. Después, sobre el nudo, una mirada profunda y lobuna.Respiré lentamente y encendí un pitillo, el tiempo necesario para mirarle una segunda vez, con mayor detenimiento. Un aire de contención se replegaba detrás de sus ojos negros, demasiado densos, en una cara rígida e inexpresiva, que no obstante, pese a ser un completo desconocido, me resultaba tremendamente familiar. Lucía una recortada perilla, patillas finas y largas y llevaba el pelo, oscuro y lacio, recogido con una coleta. Ya me había sobrepuesto a la impresión inicial y le dije que no era hora de visitas.Me contestó que no importaba, que cambiaría de opinión cuando oyese lo que tenía que decirme. Su voz sonaba áspera, pero perfectamente modulada, y profunda, como surgida de un mundo primitivo y umbrío. Pese a su marchamo de perfecto caballero, cualquiera se hubiese sentido perturbado ante la gravedad de aquel personaje, ante sus rasgos inquietantes, pero insólitamente yo no tuve el menor desasosiego.Así que pensé que lo más aconsejable consistía en seguirle la corriente y esperar que se fuese pronto y sin el menor percance, aunque he de confesar que me sentía cada vez más interesado por aquel sujeto. Me arrellané en la butaca y esperé a que hablase. Lo que me dijo, bueno, se lo contaré otro día, tal vez mañana."
CAPITULO II
CAPITULO II
UNA MERA CUESTION DE EQUIVALENCIA
Con voz infatuada me dijo que había cometido las mayores atrocidades que cabía imaginar en un hombre, que incluso pondrían los pelos de punto a un tipo como yo, el muy absurdo, como si me conociera de algo. No le contesté sin embargo, después añadió que el dolor y la sangre constituían el alimento de su alma, la razón de su existencia y, como cabía esperar, que nunca le habían conmovido. Los demás no eran nada, se refirió a ellos como ovejas en el matadero. Había venido a hablarme de ello. El tono de sus palabras, duro, su ritmo lento y monocorde, escapaban de una boca sensual, de dientes perfectos, en una cara que no reflejaba la menor emoción. Lo primero que pensé, la hipótesis más simple, estribaba en que me encontraba frente a un payaso, que además estaba loco. Me inquieté un tanto, pero me tranquilizó tener el nueve largo de mi padre en el cajón superior derecho de mi escritorio. Esperaba no tener que echar mano de él. Permaneció unos segundos mirándome fijamente, calibrando posiblemente el efecto de sus palabras. Si él era mármol, yo era lo mismo, tal cual mi voz cuando le apunté la contingencia de poder denunciarle. Con una sonrisa sardónica esta vez, me contestó que estaba seguro que no lo haría y, al inquirirle sobre el motivo, agregó que yo amaba demasiado el conocimiento para perder lo que me podía brindar un caso como el suyo. Su tributo se reducía a la excitación de su vanidad, que no era poco, teniendo en cuanta quien yo era. Además, como cualquier gran criminal, la contingencia de ser descubierto constituía otra recompensa que era incapaz de rehusar.Entonces le manifesté mi intención firme de denunciarle, si tenía motivo para ello. El me respondió que, en ese caso, ante la mínima sospecha, me mataría. Se hizo un silencio granítico, que duró casi un minuto y, contra todo pronóstico, tuve en aquel momento la convicción de que, en aquella entrevista, nada sucedería entre el energúmeno y yo. Aún así, le pregunté porqué me había elegido a mí y el se limitó a decir que se trataba de una mera cuestión de equivalencia. Sin decir nada más, ante mi total estupefacción, se levantó del sillón y salió del despacho. No oí cerrarse la puerta principal de la casa.No he dicho mi nombre. Soy Arturo del Grial y él, Dios del cielo, dijo que se llamaba Morgano, Lanzarote Morgano.
12 Comments:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Salvador Alario Bataller
Lugar:
Avda, Blasco Ibáñez, nº.126, 6º, 28ª
Valencia
46022
Spain
Teléfono:
963724197
E-mail:
alario7@msn.com
Enviar un mensaje a este usuario.
¡¡Besos y un gran abrazo!!
¡Muchos aniversarios más!
Nunca mejor dicho ;-)
Felicitaciones de corazón, y muy agradecida de haberte encontrado y no dejar de mirarte.. Has una labor estupenda con todos tus blogs. Gracias por estar. Millones de besos.
Cariños,
Kat
saludos
Ángela
Un sabrazo. S.